En el mundo actual, la mayoría de los alimentos son blandos, diseñados para ser cómodos y gustosos. Pero este cambio tiene un coste oculto: sin el reto de masticar alimentos más duros, nuestros músculos faciales no se desarrollan como deberían. Esto provoca un subdesarrollo de la estructura facial, rasgos menos definidos, vías respiratorias restringidas e incluso dientes torcidos.

Nuestro fundador lo experimentó en primera persona. Tras notar los cambios en su propia estructura facial y darse cuenta de lo común que se estaba volviendo este problema, empezaron a buscar una solución. Comprendiendo que las dietas modernas carecían de la dureza necesaria para activar adecuadamente los músculos de la mandíbula, vieron la oportunidad de crear algo diferente, algo que pudiera ayudar a las personas de todo el mundo a recuperar la fuerza y definición naturales de su rostro.